Güler quiere triunfar en el Real Madrid | OneFootball

El turco aprovechó la titularidad para darle la victoria al conjunto blanco, anotando el gol del triunfo y elegido como el MVP del partido

Cuando los equipos visitan el Coliseo de Getafe son conscientes de que probablemente el nombre de un estadio nunca refleje tanto la realidad. Entrar al feudo azulón supone enfundarse la armadura, armarse de valor y coraje y someterse al veredicto de ‘Papá’. Incluso los mejores gladiadores como Barça o Atlético de Madrid han salido heridos, mientras Bordalás bajaba el dedo desde el banquillo cual emperador con gafas.

Las mismas con las que Florentino mira y parece dispuesto a sentenciar a un Ancelotti más tenso por su futuro que por la jornada intersemanal preclásico. Prácticamente echado a los leones y con los cuervos merodeando, el italiano se aferró a los jóvenes aguerridos para que éstos dieran descanso a los más veteranos. Unos púgiles con la misma empuñadura y valientes como Güler o Endrick. Pero como todo combatiente, la estrategia de un buen ataque suele ser sinónimo de éxito.

En su sitio

El plan del experimentado entrenador colocó al turco en el frente ofensivo donde Vinicius y Brahim le abrían las aguas y el punta carioca le hacía de avanzadilla. Con total libertad de movimientos, el ex del Fenerbahçe tomó la bandera para guiar en la salida de balón, aprovisionaba a sus compañeros y amenazaba cerca de la zaga rival. Así, de un cañonazo con la derecha perforaba las líneas enemigas y la mano de Soria.

En medio del fragor de una batalla de balones aéreos, a ritmo de rock and roll y donde se gritaron cosas que no se debería, Güler prefirió coger el violín y darle pausa al juego. Como si flotara durante una escena a cámara lenta, acompañado de música clásica. Dejando destellos que emulaban el taconazo de su ídolo Guti en Riazor, demostrando lo que se perdió el Real Madrid con Özil, rememorando al mejor James y recordando a ese joven Ødegaard que no tuvo paciencia.

En ese puesto de mediapunta, talentoso y zurdo que nunca ha acabado de entender el Santiago Bernabéu. Sin embargo, el caballero oriental también se puso el casco para chocar y aguantar embestidas, junto al gigante de Tchoauméni para defender en el barro. Corrió como el que más hasta que sus piernas le fallaron y no le hicieron falta más minutos para llevarse el MVP de la contienda. Saliendo a lo romano; por la puerta grande.