Agente Libre Digital
·29 January 2025
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Para poder calificar realmente la magnitud del partido que ha sacado adelante el Betis el sábado pasado en Palma, podemos usar de referencia los 3 factores con los que se puede medir la importancia de cualquier partido:
El RCD Mallorca está cuajando una temporada para el recuerdo hasta el momento, ya que los últimos años el equipo insular tenía acostumbrada a su afición y a todo el panorama futbolístico español a una situación completamente distinta, ya que por estas fechas solían estar mendigando puntos por la zona media baja de la clasificación, mirando más por salvar la categoría que por regresar a Europa de nuevo. Si es verdad que algo se lleva haciendo bien en Mallorca desde unos años atrás, ya que el equipo ha pasado de encontrarse exiliado en 2ºB, a ser un habitual en LaLiga EA Sports. El año pasado quedó plasmada la buena gestión del club en una clasificación para una final copera por primera vez desde la ganada en el 2003, y el consecuente pase a la fase final de la Supercopa de España.
Bakambu celebra el gol logrado en el tiempo añadido. (Photo by Rafa Babot/Getty Images)
Aún así, los bermellones no conocen la victoria en partido oficial desde el año pasado, concretamente el 21 de diciembre en el Coliseum Alfonso Pérez, ante el Getafe de Bordalás. Llegaban al choque del sábado en una dinámica negativa tras la eliminación de Copa, Supercopa, y la goleada recibida en la Cerámica, pero con grandes expectativas (debido también al mal estado verdiblanco) de volver a sumar de 3.
Por este contexto, cuando el remate de Cédric Bakambu cruzó la línea de gol en el minuto 95, las tensiones béticas se liberaron y sentó como un soplo de aire fresco el saber que, aún atravesando un momento complicado, vuelves a entrar de lleno en la lucha europea.
Tras un final de año que comenzaba a ilusionar de nuevo a todos los béticos, con una buena racha de resultados y la recuperación de jugadores importantes lesionados, rápidamente regresaron los fantasmas pasados a Sevilla.
Ángel Ortiz celebra con el goleador su asistencia. (Photo by Rafa Babot/Getty Images)
Habían conseguido los pupilos de Pellegrini reengancharse a la vida y mantenerse activos en todas las competiciones al término de 2024, aunque en cosa de una semana y media todo se volvería a torcer. El FC Barcelona (de manera humillante), el Real Valladolid y el Alavés fueron los causantes de tres derrotas que alejaron los objetivos, y por eso una victoria a domicilio era la inyección de moral necesaria para afrontar febrero, a 2 puntos de Europa y con un nuevo fichaje con nombre propio para seguir soñando: Antony.
Cualquiera que haya visto el encuentro completo pudo ver que el partido del Real Betis no fue bueno en cuanto al juego, pero también se sabe que en el fútbol cuando el equipo no funciona salen a relucir las personalidades. Pues bien, los jugadores que dieron la cara en Son Moix, además del habitual Isco Alarcón, tienen una etiqueta común: que son canteranos.
Sergio Arribas tuvo su opción de titularidad tras la lesión de Marc Bartra en el calentamiento, carácter aguerrido y currante de los que ya no quedan, tuvo su beneficio en la portería a cero conseguida.
Jesús Rodríguez también salió de inicio en la banda derecha, cuajando una buena actuación al frente del equipo, asociándose con buen criterio con Isco, hasta que una fea patada de Omar Mascarell (el cual sería expulsado por ella), lo obligó a borrarse del verde.
Pablo García lucha el balón. (Photo by Rafa Babot/Getty Images)
También fue de la partida Pablo García, extremo que habitúa a competir en primera RFEF con el Betis Deportivo, y que tuvo buenas jugadas como extremo derecho. En una de ellas consiguió dejar atrás a varios rivales y llegar a línea de fondo, generando peligro constantemente.
Pero sin duda el mejor de ellos fue Ángel Ortiz. Lo curioso de este jugador es que durante toda la edad formativa había sido extremo, pero debido a la situación del club ha tenido que actuar de lateral derecho. Ganó prácticamente todos los duelos en los que participó, secando a jugadores de la talla de Samú Costa. Cuando las piernas pesan y el cansancio aflora, fue capaz de incorporarse al ataque y poner un centro preciso a la cabeza de Bakambu, dejando que el congoleño hiciese el resto, y dando pie a la primera victoria bética a domicilio del 2025.
Estos factores son los que tiene que explotar la entidad sevillana si quiere mantener hasta el final sus opciones para lograr las consignas fijadas a comienzos de temporada, pero lo que está claro es que como los de la casa, ninguno te va a defender.