Nacional Es Pasión
·30 March 2025
Bucaramanga 2 – Atlético Nacional 0: LA DEUDA DE LOS SUPLENTES

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·30 March 2025
Por: Juan Felipe Velásquez.
La derrota 2-0 ante Atlético Bucaramanga encendió todas las alarmas. No por el resultado en sí —que en el fútbol cualquiera puede perder—, sino por la manera en que quedó expuesta una realidad que venía ocultándose bajo buenos resultados: la abismal diferencia entre titulares y suplentes en Atlético Nacional.
La evidencia es contundente. Cuando juega el once de confianza, Nacional muestra jerarquía, personalidad y capacidad para enfrentar a cualquier rival. Sin embargo, cuando las rotaciones aparecen, el equipo se desdibuja completamente. Lo ocurrido en el Américo Montanini no fue casualidad, sino la confirmación de un problema estructural que podría torpedear nuestras aspiraciones en los diferentes frentes.
La derrota ante Bucaramanga no es solo un tropiezo en el camino; es un síntoma de una enfermedad que debe tratarse con urgencia. El conjunto ‘leopardo’, recién asumido por Leonel Álvarez, expuso las carencias de un equipo que, cuando pierde a sus figuras habituales, pierde también su identidad. El primer gol de Luciano Pons al minuto 39 y la sentencia final de Jhon Vásquez evidenciaron que, sin nuestras principales armas, Nacional es un equipo vulnerable y predecible.
Sería injusto y simplista reducir lo ocurrido a “un mal día”. La realidad es que cada vez que Gandolfi ha tenido que modificar su once inicial, el rendimiento cae estrepitosamente. ¿Dónde está la profundidad de plantel que un club como Nacional requiere? ¿Qué ocurre en los entrenamientos que los suplentes no logran alcanzar el nivel exigido? Estas son preguntas que deben responderse con sinceridad y autocrítica.
Nacional no es un club cualquiera. Su historia demanda competir por todo: Liga, Copa y Libertadores. Esta realidad es innegociable y para estar a la altura, necesitamos un plantel completo, no solo un equipo titular. Gandolfi tiene una responsabilidad mayúscula en este sentido: debe trabajar para que la brecha entre habituales y alternantes se reduzca drásticamente.
El segundo lugar en la tabla con 21 puntos será engañoso si no podemos mantener el rendimiento cuando rotamos. ¿De qué sirve ser candidatos si no tenemos armas para librar todas las batallas? La Copa Libertadores, nuestra obsesión histórica, demanda un plantel competitivo en todas sus líneas, capaz de afrontar partidos cada tres días sin que el nivel se desplome.
Hay un componente invisible pero fundamental en los equipos grandes: el trabajo diario para que los suplentes empujen a los titulares. Esa competencia interna sana que eleva el nivel colectivo parece ausente. Los titulares están cómodos, sabiendo que sus puestos no corren peligro, mientras los suplentes no dan señales de querer revertir su situación.
El mercado de fichajes dejó sensaciones encontradas, y ahora estamos viendo las consecuencias. Un equipo como Nacional no puede darse el lujo de tener posiciones descompensadas o perfiles de jugadores que no se adaptan a la idea futbolística. La coherencia debe existir desde la planificación hasta la ejecución.
No es momento de rasgarse las vestiduras por una derrota, pero tampoco de ignorar las señales. Un plantel que aspira a la gloria continental no puede permitirse tener solo 11-12 jugadores confiables. Las competencias son largas, las lesiones y suspensiones son inevitables, y en esos momentos críticos se definirán nuestras aspiraciones.
Lo preocupante no es caer ante Bucaramanga. Lo alarmante es confirmar que dependemos excesivamente de un grupo reducido de jugadores. Esta vulnerabilidad nos expone no solo en el ámbito local, sino principalmente en el internacional, donde los errores se pagan más caro y la exigencia física es mayor.
Los jugadores que no son habituales deben entender la camiseta que representan y elevar sustancialmente su nivel. Por su parte, el cuerpo técnico necesita encontrar mecanismos para potenciar a quienes hoy no están respondiendo. Esta no es solo una tarea de Gandolfi y su grupo de trabajo, sino un compromiso institucional.
El próximo partido no será solo un juego más, sino una prueba de carácter. ¿Cómo responderá este grupo ante la adversidad? ¿Veremos una reacción a la altura de la institución? La hinchada espera, no solo resultados, sino también actitud y compromiso, especialmente de quienes hasta ahora han estado a la sombra de los titulares.
En momentos claves, la hinchada de Nacional siempre ha respondido. Es momento de apoyar, pero también de exigir. El verdadero hincha no abandona, pero tampoco se conforma. Exige respeto por la camiseta y compromiso total de quienes tienen el privilegio de defenderla.
El camino es largo y exigente. Nacional tiene las herramientas para recuperarse rápidamente de este tropiezo, pero necesita soluciones urgentes para su banco de suplentes. La grandeza no se construye con 11 jugadores, sino con un plantel completo que esté a la altura del escudo que defiende. Los próximos compromisos serán reveladores. Veremos si esta derrota sirvió como punto de inflexión o si, por el contrario, fue solo el principio de una crisis más profunda. La pelota está en el campo del cuerpo técnico y los jugadores. La historia y la hinchada esperan una respuesta contundente.
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