El Cádiz y su nuevo y contundente ladrillo | OneFootball

El efecto Garitano ha comenzado a dejar destellos en Cádiz. El reencuentro con algo más de inspiración en ataque. Pero, sobre todo, el inicio de la reparación de las enormes fisuras en defensa. Se han sentado las primeras bases de un equipo que, aun manteniéndose a años luz de la versión que cabía esperar de un equipo descendido desde Primera División, ha empezado a enderezar el rumbo hacia el camino correcto. Quizás no para catapultarle directo a la cima. Y cumplir, así, con una expectativa que ha ido cayendo en exigencia progresivamente desde agosto. Pero sí para frenar una caída acelerada con dirección al desastre.

Las sensaciones transmitidas, al menos, hablan de un equipo que interpreta mejor lo que antes era un diccionario en arameo. La victoria, eso sí, se sigue resistiendo de forma absolutamente tenaz entre penaltis inoportunos que la acaban chafando el final. Pero el que parecía el principal tendón de Aquiles de uno de los equipos más castigados en defensa tan solo por detrás de Cartagena y Córdoba, e igualado con el Castellón, va camino de acabar.

Comienza la reestructuración del Cádiz

La pared defensiva se ha fortalecido desde la llegada al Nuevo Mirandilla de un Garitano que señaló la corrección de esa debilidad como prioridad máxima para poder levantar cabeza. Ahora, esa pared se verá algo más reforzada. Con la colocación de un nuevo ladrillo que forma parte de la tan necesaria reestructuración de plantilla que pretende hacer el Cádiz durante este mercado de invierno. El objetivo, hacer un bloque más competitivo. Y también dotado de mayores recursos.

Un proceso más que necesario para paliar las enormes carencias acarreadas de una planificación de plantilla catastrófica llevada a cabo durante el pasado verano. Es por eso que el Cádiz no ha tardado en echar el anzuelo al caladero en este mercado. Se ha hecho con un futbolista que vendrá a reforzar la posición de central. Ese ladrillo se llama Iker Recio.

Iker Recio, la revelación de la revelación

Lo de ladrillo viene al pelo para tratar de describir a un perfil de futbolista que destaca, precisamente, por su contundencia. Un central seguro, dominador en las áreas. Con buena salida de balón y mucha proyección. Ha brillado en las filas de un Antequera CF que disfruta como revelación de la Primera RFEF. Ese cóctel de cualidades que posee Iker Recio es, de hecho, el que necesita el Cádiz. Un central sólido capaz de responder ante ciertas situaciones defensivas con algo más de acierto. Especialmente a campo abierto, donde los amarillos han perdido grandes puñados de puntos durante este primer tramo de la temporada.

Lo único que suscita alguna duda respecto a su llegada al Nuevo Mirandilla es su falta de adaptación a una categoría donde cualquier cachorro inexperto se queda sin el hueso entre tanto perro viejo. Curiosamente, esa misma idea es la que esbozó por primera vez en esta temporada Paco López. Solo para después ser reiterada por Garitano, como forma de intentar encontrar una explicación a la incomprensible situación del equipo a su vuelta al escalón de plata. La falta de adaptación es también el problema principal del Cádiz.

Rendimiento inmediato – juventud: la nueva filosofía

Aun así, Iker Recio no viene a asumir demasiadas responsabilidades. Al menos, de momento. Manuel Vizcaíno explicó de forma reciente que “hemos pretendido siempre conjugar rendimiento inmediato con juventud, que el día de mañana pueda dar al club esa plusvalía para seguir creciendo. En ese sentido, este mercado se está moviendo en esa línea. Teniendo en cuenta que tenemos una plantilla con la experiencia para complementar a jugadores de este tipo». Por tanto, de momento todo apunta a que pasará a colgarse esa etiqueta de ‘promesa’ para buscar su oportunidad desde la sombra de la pareja formada por Fali y Víctor Chust, consolidada con Garitano.

Aunque cuesta pensar que esté dispuesto a conformarse con ese rol tan secundario que, además, cortaría su fulgurante progresión de raíz. Lo lógico es pensar que peleará con uñas y dientes. Para conquistar un puesto en el centro de la defensa y, así, aumentar la competitividad de paso. Después de todo, de eso se trata. Ser mejor y hacer mejor al resto.