
La Colina de Nervión
·20 de marzo de 2025
Estado de frustración

In partnership with
Yahoo sportsLa Colina de Nervión
·20 de marzo de 2025
Habría quizá que remontarse al siglo pasado para encontrar un precedente a lo acontecido el pasado domingo en el Sánchez-Pizjuán cuando los jugadores del Sevilla Fútbol Club enfilaban el vestuario después de la derrota ante el Athletic de Bilbao: ni una sola aclamación por parte de la hinchada, que se retiraba cabizbaja y con un profundo sentimiento de frustración adueñándose de sus corazones. La particularidad está en que el próximo partido del equipo es el derbi. Cierto es que media un fin de semana sin fútbol debido a los partidos internacionales, pero el hecho de que la afición se retirara del estadio sin la más mínima mención ni muestra de aliento ante la cita más inmediata es buena muestra del estado de depresión en el que se encuentran quienes frecuentan el coliseo nervionense.
La frustración que se ha instalado en el ánimo de la afición tiene como destinatario en primer lugar a unos jugadores que, sin ser un dechado de virtudes, sí han mostrado en ocasiones mucha más calidad de la que han ofrecido en los encuentros disputados este año 2025 al calor de su público. No en vano la plantilla del Sevilla Fútbol Club va a aportar a las selecciones en este parón muchos jugadores contando la categoría absoluta y la sub-21, a los cuales habría que añadir otros tres o cuatro que son habituales, pero no han sido convocados en esta ocasión por diversos motivos. O bien los jugadores no son tan malos o bien sus seleccionadores no entienden de fútbol. Otro argumento en favor de la calidad futbolística del equipo está en el desempeño que ofrecieron en partidos como los de Gerona, Valladolid o, más recientemente, San Sebastián, en los que consiguió adicionar tres puntos mostrando muy buenas prestaciones que, sin embargo, no consiguió reproducir en su propio feudo.
No tiene explicación para esta circunstancia ni siquiera su propio entrenador, el segundo destinatario de la frustración de la grada, cuya capacidad está puesta permanentemente en entredicho ante la incapacidad de conferir un mínimo de regularidad al juego de su equipo, el cual carece además de alguna seña de identidad después de muchos meses de trabajo. La mano del entrenador no se nota ni en el estilo de juego ni en las decisiones que toma a lo largo de los partidos, ya que en rara ocasión ha podido decirse que su intervención a la hora de realizar las sustituciones haya derivado en un revulsivo del equipo. Antes al contrario, como casos más recientes se ha asistido en el Sánchez-Pizjuán a actuaciones de sus colegas del Mallorca y del Athletic de Bilbao que realizaron tres cambios de una tacada y, a partir de ese momento, sus equipos se apropiaron del balón y dominaron el juego sin que mediara intervención de contrario de García Pimienta.
Con este panorama sobre el terreno de juego es lógico que la grada dirija su frustración también hacia los principales culpables de esta depauperación del equipo y de la entidad, es decir, hacia el presidente y el director deportivo. La inutilidad de Del Nido Carrasco y de Víctor Orta ha quedado ya plasmada en multitud de ocasiones no solo por opiniones y comentarios como los que aquí hemos vertido sino, lo que es más grave, por sus propios hechos; por lo tanto, poco más se puede decir. Cuanto más tiempo pasen al frente del club, más difícil será la recuperación; así pues, bien harían en marcharse y cuanto antes, mejor.
Ahora bien, junto a estos elementos endógenos, habría que añadir un factor externo que en los últimos tiempos deambula por el césped de Nervión cometiendo tropelías una tras otra. Sin que se le pueda llegar a culpar de la triste evolución del Sevilla Fútbol Club en esta temporada, el análisis de la labor que realizan los prevaricadores árbitros cuando salen al Sánchez-Pizjuán llega también a provocar frustración en una afición que ya ha colmado toda su capacidad de sorpresa ante las incomprensibles decisiones que se adoptan tanto en casos flagrantes como en las decisiones más nimias. En el episodio más reciente, el del pasado domingo, llamó la atención la falta señalada a Nyland por unas supuestas manos fuera del área cuando, en realidad, el portero noruego había sido objeto de obstaculización por parte de un delantero; de la misma forma que fue muy sorprendente el diferente criterio a la hora de pitar las infracciones y de mostrar amonestaciones, siempre en contra del equipo local. Parece que al Sevilla eso de formar parte de comités arbitrales no le está sirviendo de mucho.
Quizá los colegiados harían bien en dedicar menos atención al comportamiento de los demás cuando piden que se les respete y más a su propia capacitación, ya que, además de prevaricadores, son bastante malos. Eso también genera mucha frustración, y no solo en la afición del Sevilla Fútbol Club.
En vivo
En vivo
En vivo
En vivo