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·13 de marzo de 2025
Un escándalo mayúsculo

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·13 de marzo de 2025
La eliminatoria se fue a la tanda de penaltis. Marcó Mbappé, marcó Sorloth, marcó Bellingham, marcó Julián. Pero ahí ocurrió algo extraño. El árbitro se llevó la mano a la oreja y tras unos instantes de incertidumbre, anuló el gol de Julián, todo el mundo en el estadio se quedó extrañado, hubo nervios y zozobra, pero no había imágenes. La tanda continuó y el Atleti arrastró el lastre y cayó eliminado por el lanzamiento de Llorente que se fue al travesaño. Y después llegaron las imágenes.
Tomas frontales, traseras, laterales. Tomas ampliadas, a cámara lenta, con un zoom pixelado intentando buscar el supuesto motivo por el que el gol de Julián había sido anulado, un supuesto doble toque. No hubo nada. Nadie consiguió mostrar una sola imagen que invitase siquiera a la duda. Nadie, ni siquiera los difusores del delirio, pudieron sostener la mirada al Cholo en la rueda de prensa. Es uno de los mayores escándalos que han sucedido en el futbol moderno. El Atleti fue atracado en su propio estadio, a balón parado, con nocturnidad, alevosía y premeditación. En la era de la tecnología. A partir de ahí, qué más da todo.
MADRID, SPAIN – MARCH 12: Julian Alvarez of Atletico de Madrid watches his shot as scores the team’s second penalty in the penalty shoot out, which is later ruled out following a VAR Review due to an improper kick, during the UEFA Champions League 2024/25 Round of 16 second leg match between Atletico de Madrid and Real Madrid C.F. at Estadio Metropolitano on March 12, 2025 in Madrid, Spain. (Photo by Florencia Tan Jun/Getty Images)
El gol de Gallagher a los treinta segundos, el empuje, la dignidad de un equipo que siempre se supera, que lo compite todo, la comunión con una grada que establece una simbiosis perfecta, pero qué más da el fútbol cuando al final está el robo, el engaño, la corrupción, para qué contar, para qué analizar, el partido es solo la imagen de Julián, el penalti sustraído, el expolio en diferido frente a millones de espectadores.
Un escándalo mayúsculo que no debería quedar impune.