Koundé corona un 4.000’ | OneFootball

Números brutales del francés, que acumula un desgaste terrible. Ha jugado 3.541 minutos con el Barça en la temporada, de 3.870 posibles; y 664’ con Francia de 750’ posibles. Un total de 4.205.

Jules Koundé regresó del parón internacional con210 minutos más en las piernas, 90’ del partido de ida de cuartos de la Nations League, en Split contra Croacia, y 120’ de la remontada en París, donde casualmente (o no tanto) falló un penalti. Con esa cantidad, rebasó la cumbre de los 4.000 minutos esta temporada, que ya estaba a punto de alcanzar cuando se marchó. Estaba en 3995’. Los números del exjugador del Sevilla esta temporada son descomunales. Con el Barça ha jugado 3.541 minutos de 3.870 minutos posibles; y con Francia 664, de 750’. En total, 4.205 minutos de 4.590 posibles, lo que supone un 91,6% de minutos, que podría haber sido incluso superior si Koundé no llega tarde a las charlas técnicas previas a los partidos contra Alavés y Espanyol… Flick lo castigó sin ser titular.

Es una incógnita cuánto puede resistir así un jugador que, obviamente, es un superdotado físico, pero que llega al tramo final de temporada casi al límite, con más minutos que ninguno de sus compañeros. Ni el propio Raphinha, que está jugándolo casi todo, ha sumado tanto. No llega a los 4.000 minutos. Tampoco jugadores como Pedri y Lewandowski, que bordean los 3.600. Será interesante ver cómo responden todos a un tramo tan exigente de curso, ahora que se juegan los títulos. Koundé no ha dado síntomas de fatiga durante la temporada; y eso que se ha hartado de doblar a Lamine para facilitarle pasillos y oportunidades de uno contra uno.

Koundé ha sabido desenredarse de su obsesión por jugar como central, la posición en la que pensó que se haría grande y en la que estaba empeñado en jugar hasta que, tal vez, en un partido jugado en Montjuïc contra el Alavés, Samu Omorodion le dejó en evidencia con varios mano a mano ganados que obligaron a Xavi a cambiarle de posición con Araújo en medio del partido. Una pequeña cura de humildad que, con el tiempo, pudo hacer reflexionar al jugador, que pensó que tenía condiciones para marcar la diferencia en el centro de la defensa y al final se ha establecido, feliz, en la posición de lateral, en la que juega sin descanso (Flick no termina de confiar en las prestaciones de Héctor Fort), como si tuviese una pila interminable, y en la que aparentemente ha conseguido sentirse realizado.

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